En enero de 1944 Carolina Coronado sufre un ataque de catalepsia. Tal es así que todo el mundo le da por muerta propagándose inmediatamente la noticia y la prensa en general se hace eco de tan sentido acontecimiento. Algunos poetas le dedican con ese sentimiento que fluye cuando le suele ocurrir a cualquier persona querida o reconocida.

Este seria el primero de estos ataques catalépticos que sufriría. A partir de ese momento ya no dejarían de producirse y siempre en momentos de agobio y de tragedias acaecidas a todo lo largo de su existencia. Un alma frágil, de temperamento enfermizo, espíritu inquieto y desequilibrado y sensibilidades extremas incapaz del dominio propio, precisamente por ese desequilibrio que le atenaza, de ese mínimo control aconsejable...
"A la memoria de la poetisa Carolina Coronado"
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