El caminante
Disfrutando del verde
de este profuso bosque
exuberante de hierba
que crece y crece
exageradamente.
Así el paseo se hace
más complaciente,
con más intimidad,
con el pensamiento,
y el ritmo del caminar.
Me siento en ese banco
para relajarme y pensarte
y siento esa necesidad
de pedirte que seas tú,
mi acompañante.
Este soliloquio
del que te liberas
de las ligaduras
que te aprietan
y te atan.
Tan solo pienso
en el quererte
en soñar todo,
toda esa pasión
que tú sientes.
Es la delicia divina
de meditar en silencio
y recordar a esa mujer
a la que quieres
y por la que padeces.
Y al sentirte lejos,
el tiempo se eterniza,
pero la imaginación
nos acerca a los dos
acortando distancia.
Calvario, otoño 2024
Romero Salgado Pacha

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