Un poema
Dulce criatura,
un nombre tan bonito
que produce bienestar
nada más pronunciarlo.
Solo con tres sílabas
iluminan tu ser.
te recuerdo de ahora
y de siempre.
Cuando en el pueblo.
Cuando alguna vez
nos encontrábamos
tú pronunciabas mi nombre
y yo quedaba embobado.
Yo no te reconocía
querida mía, mi encanto
tú siempre me estuviste
en la punta de tus labios.
Aquellos recuerdos
cuando de pequeña
que no podía tener
más de seis años.
Del balcón del piso
desde lo más alto
todo para mí era
de lo más raro.
Tú señalabas uno a uno
el nombre de todos
aún con la dificultad
una amalgama de coches
que iban pasando.
Diminutos desde esa altura
a velocidad iban circulando.
¡Qué niña más linda
y tan pequeña! Decía yo.
En mi estado de asombro
volvía a decir obcecado.
Se sabe todas las marcas
de lo coches circulando.
¡Qué memoria guarda
ella tan chiquita
y yo tan ignorante
y tan embobado.
Ahora somos ya adultos
ahora ella sigue soñando
con cosas de mayores
y con historias de antaño.
También de la vida
y del mundo entero
que quiere comérselo
con los ojos.
De ese tiempo lejano,
adueñándose de nosotros
cuando sueña enamorada
cuando piensa soñando.
De cuando el tiempo corre
y nos arrastra a su lado.
Pero, sí, volveremos
a donde nos vimos
a esa ciudad grande
donde quedan sueños
guardados.
Para recordarte de cerca
para ser lo que éramos,
para yo verte de niña
y volver a soñar
lo ya soñado.
Revivir viejas historias
de gente y de cosas
para rememorar lo pasado.
Y seguir con esa nostalgia
recordar cómo entonces
como un niño soñando.
Ahora te tengo cerca
y te tengo dentro de mí,
muy dentro de mi alma
como dueña y señora.
Como una reliquia
como joya que guardo
como un sueño
que sigo soñando.
De esos recuerdos,
Camino de la ermita
/ Arroyo Horcajuelo,
seis de septiembre, de 2021
de hace ya años.
Montt, 12, agosto, 2025
Romero Salgado Pacha
No hay comentarios:
Publicar un comentario