Autor:
José Iglesias Benítez.
El barro se hizo niño entre tus manos
para nacer cubierto de inocencia.
Y tus dedos le dieron la conciencia
de lo puro y lo vivo. De lo humano.
Heredero de Dios, por cirujano
de la arcilla que late en tu presencia.
Tuvo el barro tu espíritu en esencia,
alfarero de Dios, que fue tu hermano.
Esa arcilla infantil, llena de vida,
canta tu nombre así, sencillamente.
Y es un canto a la paz tu nombre entero.
Bendita la materia humedecida
que hace brotar los sueños en tu frente.
¡Dios bendiga tus manos, alfarero!
Alcalá de Henares, mayo de 1987.
1 hoja (fotocopia)
Fotografía en blanco y negro.
Con índice bibliográfico: bacte2761.
(BE-1277)
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