Ya has llegado
El tren me acerca
a la ciudad que vives
y el corazón me late
solo de pensar en ti.
Ese tren rápido
que no había cogido
me lleva hacia ti
embriagándome
los sentidos.
“No sé cómo fue
que no lo habías
cogido antes, tresor,
mi niño querido,
te quiero".
"Disfruta tresor,
te lo mereces,
yo voy contigo
disfrutándolo
a la vez también”.
Sí, amorcito, te presiento
y parece que te veo
como cuando eras pequeña
acompañándome
a cada paso que yo daba.
Y te alegraba tanto
de esa seriedad mía
que te contagiabas
al perder la timidez
que me embargaba.
Eres el ser más divino,
el que siempre busqué
y nunca lo hallaba,
mi amor querido,
mi niña soñada.
En ese mismo instante
te presiento junto a mí
y vas radiante de alegría
fulgurantes los ojos,
como los míos.
La emoción reaviva
disfrutando de la visión
del panorama que corre
con la velocidad del tren
que vuela con precisión.
Y te veo radiante
como yo, cariño mío
imagino que vamos
en un viaje de placer
tú y yo.
Eso produce a los dos
una emoción irresistible
que no puedo por menos
de dejarla que corra
la mía contigo.
“Claro, vais para el norte,
la montaña a la izquierda
y el mar a la derecha”.
Ahora se hace oscuro
el ave va raudo
al atravesar un túnel largo
y la emoción que sube
y se contagia con la tuya.
Dos minutos más tarde
tu ansiedad no te deja
y me dices rotunda:
“Ya has llegado”.
Sants, 25, febrero, 2024
Romero Salgado Pacha

No hay comentarios:
Publicar un comentario