Tú te has ido esta tarde
con la pena en el pecho
dejando atrás la tierra
y las casas del pueblo
donde este amor naciera.
Pero esa misma pena
que te da al irte,
hará que vuelva
en el tiempo.
Es como haber nacido
y criado en esos lugares
en los que te sientes
como en el edén.
Es increíble como
se puede querer tanto
a una tierra donde
nacer y criar quisiera.
¿Imaginas para aquellos
que pasaron su niñez
y su juventud hasta
los dieciséis años?
No importaba
el aire frío que el tren
iba arrastrando acariciando
su carita de niño.
De ese niño que parecía
una careta sin expresión
pero que en el fondo
su corazón iba y venía.
Que con ese traqueteo
con el mismo ritmo
le llevaba lejos
muy lejos de donde
vivía.
Sí, ese cariño
de su nacencia
a su piel pegado,
como sanguijuela.
Por eso comprende
la tuya que parece
haberse desprendido
de la suya propia.
Para formar cuerpo,
un cuerpo de mujer
que de niña pequeña
soñaba con la tierra.
Tierra que te acerca
y da la bienvenida
cuando el destino
de mi mano te lleva.
Calvario, verano, 2025
Romero Salgado Pacha

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