Rosas y vinos
De rosas y de vinos
de familiares que nos unieron
tanto tiempo sin saber
si la existencia de todos
de una celebración
que unieron nuestro destino.
Todos se marchaban
tu hablabas y yo escuchaba
quedamos prendidos uno del otro
del silencio y la palabra.
¿Dónde iban los demás?
¿Amor, dónde estabas?
¿En la pista de baile?
¿Dónde sin mí ya bailabas?
Enganchados como dos adolescentes
tú no hablabas y yo te miraba.
¿Y qué hablábamos?
Era la mirada que lo decía todo.
¿Era la alegría de mi encuentro
que con el tuyo yo esperaba?
¿Era que todos esperaban
cena y mantel y baile?
¿O es que este ya se terminaba
y todos desfilaban de salida
para regresar a sus casas?
No, porque había llegado yo
y tú en el baile me esperabas.
Largo el camino recorrido
para llegar de tierras lejanas
pero era un deber ineludible
que a los dos nos esperaba.
Sorpresa fue la de aquel día
conocerte ya mayor
y con el cariño me hablabas.
Los recuerdos son lejanos
tan lejanos cuando en tu casa
de niña tú me halagaba.
El rock and roll
y hasta por sevillanas
y ese soberbio pasodoble
era como el sol naciente
de mujer muy enamorada.
De aquellos bailes
de esos otros tiempos
que a ella le encantaban
fue la caricia de tu cuerpo
Fue el instante tan feliz
cuando te tuve en mis brazos
cuando con la mirada
fija en ti te besaba.
Y mis labios te hablaba
y te decían cuanto te amo
sólo parecía la pista nuestra
todo alrededor parecía extraño.
Tú me mirabas cohibida
ansiosa de aquel baile
de tanto tiempo soñado
y solo mis labios se movían
para quedamente decirte
te amo, te amo, te amo.
Montt, 1, sep. 2025
Romero Salgado Pacha

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