Para una dulzura de mujer
tan sensible, tan hermosa
y tan humilde que cayó
del firmamento.
Ha caído una estrella
Aún queda dentro de mí
ese fogoso recuerdo
de una noche de verano,
que yo te conocí.
¿Quién es esta mujer,
que yo nunca la vi?
Como aparecida
bajaste desde el cielo.
Se cegaron mis ojos
y se iluminó mi sentir.
Vi bajar una estrella
caída del firmamento
entre nubes de algodón.
y soñé con otro amor.
Con solo oírte hablar
conseguí quererte
y enamorarme de ti.
¿Por qué hiciste
que mi corazón latiera
y naciera un cariño
que al momento sentí?
Embrujaste mi corazón
nada más verte mis ojos,
y quedaron atrapados
ni siquiera saber de ti.
¿Quién eres tú
que conseguiste
quitarme las tristezas
y abrir las puertas
de mi corazón?
Te adentraste con pasión
quedándote dentro de mí.
Y ahora no puedo echarte
porque prendiste el fuego
eterno que ahora siento
yo por ti.
Adorable criatura
estando tan cerca
en tantos veranos
y yo no te vi llegar.
Sin saludarnos y sin saber
que estabas ahí siquiera
siempre tan cerquita
oculta a mis ojos.
Entraste por la puerta
de mi ser y del alma mía,
he sentido que me faltabas
como una savia nueva
que necesitaba yo tener.
Gran corazón el tuyo
que enseguida capte
cuando me hablabas
con sinceras palabras.
Eres sol de primavera
esa sinceridad tuya
que ha entrado en mí
hasta llegar a mi alma.
Ablandaste mi corazón,
tus sentimientos hacen
sentirte más cerca de mí
esas querencias tuyas
que me hicieron latir.
Y cuando tú sonríes
por esos ojazos tuyos
al verlos por primera vez
recorrieron por mi piel
y los rincones de mi ser.
Ahí quedaron inmersos
muy dentro de mi espíritu
con pasión desconocida
dejando en mí alma
la palidez.
Por mucho que quiera
ya no puedo echarlos
no puedo apártate de mí
sin yo dejar de padecer.
Calvario, verano, 2019
Romero Salgado Pacha
No hay comentarios:
Publicar un comentario