Te quiero y te quiero
Ya corre el agua del arroyuelo
y me viene a la boca ese te adoro,
te quiero, te quiero y te quiero.
El agua es cristalina
como el cristal de un espejo
y en ella veo reflejada
la mirada de una niña.
Una niña que suspira
por los recuerdos
que embelesada mira
de amores ya pasajeros.
Amores de quereres
que han quedado en ti,
en tu figura reflejada
como fiel reflejo.
Ese espejo del agua
que parece decirme
una y tantas veces
te quiero, te quiero.
Dos lágrimas furtivas
de mis ojos salieron
recordando esos pasajes
que mi corazón y el tuyo
los dos tuvieron.
Miro el agua correr
del lindo arroyuelo
y mi mirada con ella
la mía yo la pierdo.
Me quedo quieto,
fijo en tu mirada,
de esos recuerdos
ya pasajeros.
Ese tintineo del agua
al correr en el silencio
salvando peñascos
y el desnivel del suelo.
Y no dejo de escuchar
esa eterna letanía
que traen los recuerdos
de, te quiero y te quiero.
Te quiero y te quiero,
repican en mis ojos
y vuelvo a mirarme
en aguas cristalinas
como en un espejo.
Y vuelve a aparecer
tu imagen divina
en la retina de mis ojos
que me va repitiendo
te quiero y te quiero.
Una alondra pasa
bajo el cielo azul
y va atravesando
los rayos tibios
del sol del otoño.
Y con sus trinos
me traen los recuerdos
de los momentos dulces
que ayer tuvimos
junto al arroyuelo.
La mirada se queda fija
en ella y adivinando
su trino que no deja,
de decirme, te quiero,
te quiero y te quiero.
Calvario, 9 de nov. 2025
Romero Salgado Pacha

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