Autor:
Llorenç Moyà.
Palma de Mallorca, 1949.
Ed. Moll-Biblioteca Les Illes d'Or.
112 páginas.
Con dos fotografías.
En rústica.
En papel hilo.
La buena tierra:
(Elegía del Vinyet Pairal)
cuando el árbol floreció!
Me sonreiría el verde del Esponera,
la plata del olivo
y florecería el almendro por mí.
Por todas tierra solariega, tierra de los abuelos,
ofreciendo la cosecha su
a un pueblo libre de odios y de espada,
y una palabra en todos los labios;
-Lloança para siempre en el nombre de Dios!
Cuando, dorada, del brote tumba la hoja,
-pasado el ardor de agosto-
la portadora, de uvas rebosante,
vino llevaría doquier ...
Otro es hoy el que recoge el mosto!
Otro el que conra el campo con el áspero hierro,
sin amor dentro del pecho,
por terrón pródigo y la altiva sierra,
y no dice a la tierra:
-T'estim, oh madre, porque me has nutrido!
Hoy no puedo decir mi un palmo de musgo
ni un gladiolo del requesón;
hoy el árbol para mí la cosecha no sacude
y una lluvia agridulce
me deja el rostro de dolor remojo!
Lo que antes fue viñedo de casa,
extenso como un mar,
de cepas y pantallas la desnudez muestra.
Y el llanto que me baña el rostro
moja la tierra que no puedo pisar.
Cuando en febrero engarlanda en la valla
del almendro con flor de nieve
si desgajar me complace la rama
que me hace más gozo, no encuentro almendro mío.
Mes algo tengo mi, bien mi:
el gozo del árbol en flor
que estalla en todas partes sin miedo ni tregua,
-goig que nadie me quita
para que el puerto en el abismo de mi corazón.
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