Autor:
Rafael España Fuentes.
Aunque si bien es cierto que las medidas adoptadas por la juntas revolucionarias constituidas en los pueblos de la Región y los ayuntamientos que le sucedieron, como consecuencia bien de su disolución, o bien de su sustitución , tras las elecciones municipales de Diciembre de 1868, se centra- ron en temas como el interés urbanístico, la preocupación por el patrimonio, por el teatro, por las bibliotecas, etc, la exigencia de que los ciudadanos supieran leer y escribir para poder ocupar responsabilidades municipales y puestos de trabajo les llevó a prestar un interés prioritario a la enseñanza.
Tras los intentos protagonizados por los sucesivos gobiernos durante la primera mitad del siglo XIX de introducir cambios en los que los nobles y el clero son convocados a la tarea de colaborar en la instrucción del pueblo, será la Iglesia la que haga valer su importante influencia. Ciertamente los progre- sistas intentarán introducir un programa educativo que rompa con esta hegemonía y acabe con una educación estamental, estableciendo un plan nacional y sistemático, pero a pesar de ello, se mantendrá una enseñanza institucionalizada discriminatoria y selectiva, de minorías y para minorías.
Habrá que esperar al pronunciamiento de Septiembre de 1868, para que el Gobierno Provisional y los sucesivos tras la Constitución de 1869 muestren claras intenciones de arreglar una situación educativa que se presenta caótica. Sin embargo, a lo largo del Sexenio asistiremos a una absoluta incoherencia entre las pretensiones y las posibilidades del sistema educativo, a pesar de lo cual se arbitrarán medidas que pondrán en un primer plano la libertad de enseñanza, de expresión y de pensamiento.
Badajoz, 2001.
Ed. Diputación Provincial de Badajoz.
Revista de estudios extremeños, Vol. 57, nº 1,
págs. 131-180.
(fotocopias)
(BE-1105)
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