viernes, 15 de septiembre de 2023

Romancero. "La dama cautiva es de nuevo secuestrada" (VIII)




La dama cautiva es de nuevo secuestrada (VIII)

Ahora que me encuentro solo
sin mi dama que me mime
que me caliente la alcoba
en esas noches largas 
de ese frío del invierno.

Tiempo que nos hace tiritar 
y que nos atenaza el alma,
con ese deseo de rescatarte, 
de atravesar la distancia, 
que de mí a ti te separa.
 
Y extiendo la mirada 
que a lo lejos se pierde 
de atravesar la distancia, 
en el espacio tiempo 
que a ambos nos separa.
 
¿Dónde te hallarás cautiva
mi compañera del alma
mi añorada princesa?
 
 Aunque lejos estás de mí
en esa prisión cautiva
y a esa larga distancia
¿Dónde te ha vuelto a llevar
este sultán traidor
usurpando mi morada?
,
 ¡Alcanzarle yo quisiera
y muerte al instante
con mi espada le diera!

¿Dónde estás tesoro mío
 mi estrella errante, ahora? 
¿Por dónde tú vagas 
mi dulce dama cautiva, 
dónde tú te hayas?

¿Si por las nubes del cielo
o las altivas estrellas 
o te tienen encerrada 
en ese castillo reconstruido
circundada de almenas 
bien guardada?
 
¿Dónde estarás escondida
en qué lugar del castillo?
Quizás en esos aposentos 
para estar mejor custodiada.
 
Ay mi princesa querida 
mi reina bien amada, 
esa hermosura tuya 
parece se va apagando 
de tantos deshonores 
del malvado moro que, 
vilmente te está dando.

Ese nuevo rey moro 
que de nuevo al castillo  
viniera y reconquistara
dejándome una herida
en el pecho no curada.

Espérame mi bien amada
que yo reúna mis huestes 
 para ir a rescatarte 
y batiré terrible batalla.

Y derrocare a ese califa 
que ha pasado los límites 
de mis tierras y haciendas
 pasándose de la raya.
 
Traidor que te arrebató 
de mis aposentos,
he de batirle en duelo. 
¡y que, por mi honor, 
por belcebú y Santiago 
y por cierra España!
 
Yo destruiré de un tajo 
con la mi espada
a ese tirano malaje 
que ha arrebato mi honra 
y a la mi adorada dama.

Yo, tu Caballero 
 el de la mesa Cuadrada
te quiere tanto
ay, mi bella doncella 
mi dama secuestrada.

El Caballero que implora
a su diosito cree escuchar
una voz muy lejana 
que le trae el viento
por ondas hercianas.

¡¡¡Siii!!!, 
¡¡¡ven a liberarme!!!
Escucha el Caballero
una voz lejana.

Es esa voz la de mi dama
la de mi amor tan lejana
que de pronto se diluye
apagada por la distancia.

Voy a reunir a mis huestes 
que batallando están
Hoy libramos una de ellas 
para evitar que el enemigo 
se haga con el poder.
 
¡Válgame Belcebú! 
engalanaré mi caballo 
para en su montura 
rescatar a mi doncella, 
a mi amada dama cautiva 
y en la grupa llevarla.

¿Qué hará mi prometida
mi amada dama?
¿Estará ya sollozando 
prisionera de ese rey, 
este moro que babeando 
estará tratando de seducirla
 y de noche conquistarla?

O junto a sus otras esposas
en el harén metida 
o recluida en su alcoba
 para obligarla a perder 
la virginidad de dulce dama
aún inmaculada.

Ay, mi noble dama 
que sufriendo está, 
delante del traidor moro 
que seduciéndola estará
para hacerla suya
y así ultrajarla.

Aguanta fiel doncella 
que este tú Caballero 
de la mesa Cuadrada 
ya montado en su alazán
 raudo irá a buscarla.

Y pronto con sus tropas 
arrebatándola estará
para los aposentos
de su real castillo
volver a llevarla.

Vierte en mis manos
de esa agua clara
pronto se tornará
de sangre roja
para hacérsela beber 
al moro que te tiene
secuestrada.

Agua donde tú te lavas
que, viniendo de ti, 
de manos de Santa, 
dama que cautiva está
en un castillo moro
perdida en la distancia.

Dama que de pena 
en llanto se desgrana 
y ver si este dolor 
que me está matando
le doy muerte con mi daga.

Me alivia esa constante 
insistencia que me abrasa 
y esa agua de manantial 
dulce y divina
se convierta en sangre
al dar muerte al moro
que a ti te secuestrara.




Calvario, agosto, 2023
Romero Salgado Pacha


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