Autor:
Manuel Martínez Mediero.
- Doña Rufina, desde su más tierna edad, jamás dejó de ir a misa. Hija de un comandante del Ejército nacional, muerto en un suceso confuso en la Venta del Culebrín, cercana a Sevilla, tras unas maniobras con balas de fogueo por los años cincuenta que el ejército glorioso se quedó sin balas, por la cuestión de siempre, o sea, la económica, murió probablemente por la única bala depositada en la pistola, decían de un superior por cuestión de faldas al querer su padre llevarse al catre a la puta más jovencita de la venta.
- Desde aquel año de desgracias, doña Rufina jamás dejó de ir a misa de siete y media de la mañana, y aunque a la salida de misa era cortésmente saludada por un funcionario de Correos. ell permaneció virgen y pura, pues así se lo prometió a su madre, más conocida por la viuda de Colibri.
Cáceres, 1999.
Ed. Diario "Extremadura".
Página, 5.
(2 de noviembre de 1999)
Foto en blanco y negro (Manuel Martínez Mediero)
1 hoja suelta.
(BE-1669)
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