Los países tienen la obligación fundamental de proteger a los cerca de 80 millones de personas que han debido abandonar sus hogares debido a los conflictos, la persecución y otras crisis.
La pandemia de Covid-19 y las recientes protestas contra el racismo ponen de manifiesto cómo necesitamos luchar desesperadamente por un mundo más inclusivo e igualitario; un mundo donde nadie se quede atrás. Este momento que vivimos nos demuestra que todos desempeñamos un papel en la lucha para conseguir cambiar las cosas.
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