José Iglesias Benítez visita el Guijo de Santa Bárbara
Corre la primavera de 2000. Pepe en compañía de unos amigos
visita un sábado por la mañana el pueblo, de bella estampa,
El Guijo, situado en la falda de la sierra de Guadarrama,
a escasa distancia de Jarandilla de la Vera.
Mirador en el Guijo de Santa Bárbara,
Primavera, 20 de mayo de 2000.
En la imagen de izquierda a derecha: Mari Carmen Romero.
Inmaculada Valiño, José Iglesias Benitéz, María Ángeles,
y Alfonso Caballero Trenado.
Foto: (Agustín Espinosa)
En esta mañana fresquita del mes de mayo contemplamos esa espléndida imagen en la que se ve a las nubes cubriendo la cima de la sierra de Gredos, ocultándonos toda esa vistosa plenitud que nos regala el paisaje salvaje de la zona. Este grupo de amigos pasaron ese fin de semana en casa de Pepe y María Ángeles que tienen en Jarandilla para fines de semana y temporadas algo más largas. Rinconcito que también comparten con los amigos a los que la estancia les regala. No podía faltar, ese sábado, la visita a este encantador paraje con el pueblo como centro de esa mirada perdida hacía la capa verdosa cubierta por la neblina.
Y mientras esa mirada se hace contemplativa, detenida en el tiempo, los visitantes turísticos degustan unas recién cogidas cerezas de la zona y, que Marian sostiene en una caja sobre el antebrazo,. Son dos estampas en una que reflejan ese momento, esa absorta ensoñación que se siente en el mismo instante en el que el fotógrafo plasma la imagen.
Guijo de Santa Bárbara, es el pueblo más alto de la Comarca de la Vera, en las estribaciones de la Sierra de Gredos. Su economía se basa principalmente en el turismo, agricultura y ganadería.
Dicho pueblo es un magnífico lugar para realizar rutas de senderismo en cualquier época del año, incluso bañarse en los charcos de la afamada Garganta Jaranda, además de visitar las vistas a la Sierra de Gredos, sus principales monumentos, o disfrutar de sus fiestas populares.
El grupo de amigos hicieron un breve recorrido por sus calles y disfrutaron con el encanto que provocan la visión de sus numerosos rincones. Un pueblo que conserva ese inevitable atractivo como todos los que conforman esta comarca de La Vera. Populares son sus licores de diferentes sabores, así como no podían faltar las cerezas en esa época de plena recolección, otro de los primores de la comarca que no faltaron para poner a prueba el paladar de los turistas.
Hacer una parada en la fuente del pueblo para echar un trago de agua, mientras la vida de sus vecinos discurre a su alrededor con cálidos saludos y conversaciones de aquellos que se conocen de toda la vida, te hace forma parte de ese halo de cercanía y calidez que lo impregna todo, algo totalmente impensable en las grandes ciudades, por las que vagamos cual fantasmas con nuestra música y pensamientos sin percatarnos de la gente que nos rodea.
Fuenlabrada, 12 de diciembre de 2022
Alonso Pallares
(BE-2419)
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