Madrid, 1992.
Ed. Libertarias.
Página, 119.
Autora:
Carmen Conde.
No era él. Solamente la Mar.
Brotó de la tierra para navegar.
De sus ojos azules amaba mal.
Su voz eran las olas por un mundo arrancar.
Seres desconocidos no sabían su hablar.
a quienes estuvieron el nuestro entregar..
Ruda, tremenda, sangrante batalla
contra la ignorancia que luchar
por traernos riquezas dieron llegar.
Sólo, la Reina: Isabel supo su gran verdad.
Luego, más años flacos y olvidos... a
el hombre del mar.
(Enero de 1949)
(B-301)
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