Por motivo que nos he difícil de explicar, acabamos de encontrar en nuestro Correo Electrónico, esta carta que nos ha enviado Alejandro García Galán; carta en la que nos dice haber querido estar en ese gran homenaje que se le tributó a nuestro amigo Pepe en el Hogar Extremeños de Madrid. Creo del interés de todos en conocerla ya que nos habla de él con esos recuerdos compartidos. No es para menos, ya que Alejandro fue como un hermano, un gran amigo. No fue él solo de esa amistad profunda hacía Pepe, también lo fuimos todos aquellos que tuvimos la suerte de conocerlo y compartir buena parte de nuestra vida de su sincera amistad.
HOGAR EXTREMEÑO DE MADRID:
(HOMENAJE A JOSÉ IGLESIAS BENÍTEZ EL 1 DE ABRIL DE 2022)
Un día en el HOGAR EXTREMEÑO DE MADRID: HOMENAJE A JOSÉ IGLESIAS BENÍTEZ EL 1 DE ABRIL DE 2022
(Buenas noches a todos los presentes. Hoy homenajeamos a nuestro Pepe Iglesias, poeta y amigo. Yo quiero hacerlo desde la distancia cercana, ya que motivos ajenos a mi propia voluntad, hacen imposible mi presencia en este acto).
Como sea que la mayoría de los intervinientes harán mención a la vida y obra de nuestro homenajeado y a las relaciones personales que cada cual haya sostenido con él en el pasado, yo igualmente quisiera referirme al compromiso personal y espiritual que ambos mantuvimos durante 40 largos años, que fue el tiempo que compartimos ambos como compañeros y amigos en el deambular por nuestras propias vidas en común.
Nosotros nos conocimos por primera vez en este mismo Hogar Extremeño en el que estamos en febrero de 1980 y nos veríamos por última vez en febrero de 2020 en el hospital. 40 años compartidos con muchos amigos comunes con alegrías y tristezas; más, sin duda alguna, de las primeras.
Me voy a valer de la memoria. Había llegado yo a este Centro tan familiar por primera vez a principios de 1979, y enseguida me haría socio. Coincidió mi ingreso en el tiempo, más o menos, con la celebración a unas elecciones a nueva Junta Directiva, en la que salió elegido presidente mi después muy admirado y querido Rafael García-Plata.
Aquel mismo año unos cuantos animosos extremeños (entre los que se encontraban el escritor Víctor Chamorro y el periodista Alfonso Martínez Garrido -ambos un tanto reconocidos en el mundo cultural madrileño del momento-), acudíamos a una tertulia artístico literaria que se celebraba en el Café Gijón en el Paseo de la Castellana. Pero aquello para algunos no funcionaba como querríamos y 3 miembros de dicha tertulia, que a su vez éramos socios de este mismo Hogar, decidimos trasladarnos hasta aquí, en Gran Vía, 59. Estos individuos eran el poeta de Jaraíz Ángel Aparicio, el pintor y poeta cacereño Alfonso Martínez-Blay (por ahí había un pequeño cuadro del mismo donado por él) y un servidor.
Recuerdo que Rafael desde el primer momento nos abrió las puertas de par en par para que desarrollásemos nuestras aspiraciones culturales y echásemos a andar. Y así sucedió. Elegimos el sábado tarde-noche para la nueva tertulia. Con el trío fundador pronto fueron incorporándose nuevos contertulios: Victoria Gómez y Lola Martín, que desaparecerían pronto al igual que María Díez-Madroñero; después, llegaría Asunción Delgado, que dejaría escuela en el Hogar. Y también los caballeros: José María Lorite, Alfonso Caballero Trenado, Ramón Lencero, Antonio Pedrero Rubio..., y algún otro extremeño amante de las letras que aleatoriamente pasaba por Madrid. Antonio asistía igualmente a otra tertulia que por entonces se celebraba en este mismo lugar y también el propio sábado, pero con anterioridad a la nuestra. Esta primera tertulia se conocía con el nombre de "Arias Montano", en honor de tan insigne personaje, y estaba formada por gente más o menos importante y reconocida en el mundo de la cultura extremeña de aquel momento, como eran el pedagogo Adolfo Maíllo; el periodista y escritor Juan Pedro Vera Camacho; el narrador Cándido Sanz Vera; el sacerdote y escritor, además de periodista, Diego Blázquez; el ensayista Antonio Álvarez Cadenas, que se acercaba desde Villalba...; y quiero recordar sin mucha certeza que andaba por allí asimismo el periodista y escritor, y extremeño de pro, Pedro de Lorenzo...; y alguno más que no hago memoria. Y entre los mismos asistía habitualmente también un joven poeta que más tarde llegaría lejos y que respondía al nombre de Pablo Jiménez. Pedrero, gran bibliófilo, como dijimos simultaneaba ambas tertulias. Y de vez en cuando se acercaba también por ambas reuniones el poeta y escultor Luis Álvarez Lencero, al que tanto admirábamos todos los presentes, y que a la sazón, residía en Colmenar Viejo. Más tarde, desde 1981, me uniría a él una gran amistad, que duraría hasta su muerte.
Pues bien, en este ambiente cultural hogareño andábamos incursos cuando un sábado de febrero de 1980, José Iglesias Benítez, por entonces casi un adolescente, se presenta en el Hogar junto a su prometida, más tarde esposa, María Ángeles Moreno. Acababa de cumplir su servicio militar en Madrid y llegaba con un título de profesor de E.G.B. y un bagaje cultural y poético ya notables.
Por aquel tiempo desempeñaba yo el cargo de Vocal de Cultura del Centro y un día el presidente, Rafael García-Plata, me dice: "Ha llegado un joven poeta extremeño al Hogar. Creo que es bueno. A ver si te lo presento el próximo sábado que ha quedado en venir". Muy bien, le dije. Y así sucedió. El siguiente sábado, antes de empezar la tertulia, acude Iglesias al Hogar y nos presenta Rafael. Y quedamos solos. Rápidamente entablamos una fluida conversación. Nos hicimos nuestros autorretratos: quiénes y de dónde veníamos, nuestros orígenes y aficiones comunes. Debo reconocer que me produjo desde un principio muy buenas sensaciones, como persona y como intelectual..., y a continuación lo llevo hasta la tertulia que estaba allí muy cerca, en el propio salón. En seguida Pepe se hará uno más de los nuestros. Desde un principio encaja perfectamente en aquel grupo de animosos jóvenes y entusiastas extremeños, como él mismo lo era, unidos por el amor a las letras, al folclore, a la geografía y a la historia regionales. Y hasta hoy. Pasaron 40 años, mejor, 42, nos separan de aquellos comienzos. Y ya os adelanto que han sido, sin duda, largos y fructíferos los caminos recorridos por ambos desde entonces. Como lo han sido los que muchos de vosotros mismos habéis transitado por estos lugares.
Una vida compartida
Y comenzamos entonces nuestro recorrido. Pronto, junto a José María Lorite, despunta en el grupo y se le admira y respeta. Y ambos van componiendo nuevos poemas, incluso alguno al alimón. Y más tarde decide publicar un libro, su primer poemario. El libro, cuyo título es Cuando el amor me llama, sale de imprenta en 1984 y se lo dedica a su mujer, ya casados en Guadalupe desde 1981.Y me pide que le ponga yo el prólogo; y yo encantado y honrado que pensase en mí. Poco después se presenta el libro con éxito en Madrid (aquel mismo verano yo marcho a vivir a Francia) y a comienzos de 1985 el libro se presenta en Barcelona, en el Hogar Extremeño. Y yo, que resido por entonces en La Provenza, bajo hasta la capital catalana y allí lo presentamos de la mano del presidente del Hogar, Antonio Tercero, entre los paisanos del Centro que lo reciben con calor y entusiasmados.
Y en una de aquellas vacaciones veraniegas vengo desde París y Pepe me invita a la presentación de un libro de poemas de su amigo y poeta Manuel Martínez Remis. El acto se celebra en el Centro Cultural de la Villa. E invita asimismo al acto a Ángel Morillo. Estamos en 1987. Y tras el recital nos acercamos los tres hasta la cafetería del propio Centro Cultural. Y sale la conversación de que en la Comunidad de Madrid hay hasta 29 centros extremeños y que la mayoría sirven como bares para reuniones de amigos y familiares, y donde la cultura brilla, en general, por su ausencia. Y porqué no hacemos algo para difundir la cultura extremeña desde Madrid hacia Extremadura y hacia el propio Madrid y provincias. Hay buenos y jóvenes escritores que no pueden publicar por falta de medios. Y porqué no creamos una Asociación Cultural para tal motivo. De este modo lo manifestamos. Y que esa Asociación Cultural podría llamarse Beturia, apunto yo por el interés que sentía por entonces al descubrir este topónimo antiguo de nuestra tierra. Y echamos a andar. Y lo comentamos con compañeros en el Hogar Extremeño de Madrid del que éramos los tres socios, prácticamente el único Centro que le dedica a la cultura un espacio a través de sus Viernes Culturales. Y se van uniendo paisanos, especialmente del Hogar de Gran Vía y también de Aluche, que comparten las mismas inquietudes. Y muchos lo ven bien y quieren hacer "algo" por nuestra cultura. Y empezamos a caminar juntos.
Aquel mismo verano, 1987, unos pocos del grupo nos reunimos en Mérida con su alcalde y le proponemos la creación de un Museo de Arte extremeño en la capital autonómica; y el alcalde acepta y señala tres espacios municipales donde se podría ubicar el nuevo museo. Y hablamos con varios pintores y escultores de la tierra que están dispuestos a donar obra para el nuevo museo: Cañamero, E. Naranjo, J. Barjola, García Vázquez, Jaime de Jaraíz..., y algún escultor.
Y cuál no sería nuestra sorpresa cuando poco después aparece en la prensa la noticia de que la Junta de Extremadura ha elegido Badajoz para fundar el Museo de Arte Extremeño e Iberoamericano. Supongamos que la Junta era conocedora de nuestras intenciones... Nuestro gozo en un pozo. A verdad es cierto que pensábamos que tanto Badajoz como Cáceres estaban muy bien representadas con magníficos museos provinciales de Arte. Mérida, capital de la nueva Comunidad, merecía tener un museo propio regional de pintura y arte.
Y seguimos.
Unos meses más tarde, y tras aprobarse unos estatutos propios, echa a andar la Asociación Cultural Extremeña "Beturia", con la firma de los 20 socios fundadores. Y empiezan a salir los primeros libros. Se crea la Colección Dávila de poesía, la primera, y más tarde irán apareciendo otras nuevas colecciones que se incluirán en Beturia Ediciones. Los dos primeros poetas publicados en Dávila serán dos poetas expectantes: José Iglesias Benítez con Esta lenta soledad del día y Las palabras del aire de José María Lorite. Y el nacimiento de otras nuevas colecciones en Beturia Ediciones, que asimismo creamos. Cuando se aprueban los Estatutos yo estoy residiendo en Francia y desde allí firmo mi consentimiento. Y regreso de Francia (1990) y me nombráis presidente de Beturia (principios de 1991). Y tú te matriculas en la Universidad Complutense para estar más cerca de esa materia que tanto amabas y te apasionaba, el Arte, de donde más tarde saldrías licenciado en la rama de Geografía e Historia. Y te surge una grave enfermedad que nos dejará a todos desolados; mientras tú intentas darnos ánimo a nosotros. Y cómo te recuperas totalmente y te damos un homenaje memorable en los locales del Museo del Jamón , de la Gran Vía, enfrente de nuestro querido Hogar. Y cómo empezamos a practicar un magnífico deporte entre los amigos del Centro: Nuestras salidas culturales por diferentes lugares de España, pero muy principalmente por nuestra Extremadura tan querida por todos, a los que a veces se unen extremeños del interior, recorriendo cada verano una de sus comarcas (no nos dejamos ninguna sin visitar). Y siguen apareciendo más libros en nuestras colecciones. Y cómo asistimos a charlas culturales y a entrevistas radiofónicas. Y cómo se notaba tu desparpajo explicando tus conocimientos con naturalidad, especialmente relacionados con la cultura extremeña. Y cómo sufro yo un ictus que me aparta momentáneamente del mundo en que estábamos incursos y me sustituyes tú en la presidencia de Beturia (curiosamente, también febrero, 2008).
Y otros más vivos recuerdos...
Y así podría seguir rellenando páginas y páginas hablando de manera más minuciosa de nuestra relación personal. Y podría recordar asimismo las inauguraciones de las Casas de la Cultura de nuestros dos mismos pueblos, Villalba de los Barros y Peñalsordo, que llevan nuestros propios nombres (la tuya, 2007; la mía, 2009). Y seguiríamos hablando de los pregones que dábamos, destacando tú por esa maestría que imprimías a los mismos, o de los premios literarios a los que éramos invitados a participar y nuestro interés por ser justos al premiarlos. Y recuerdas Pepe, aquellas noches gozosas en Toldería en el barrio de las Letras, oyendo música folklórica a la que tan aficionados éramos en el grupo de nuestros hermanos de allende los mares, y que tanto queríamos. O las visitas al Tony 2 con nuestro otro "hermano", Vicente, o las salidas a mi "taifa" toledana o a la otra Villalba, la de la Sierra. Qué felicidad entonces. Pero también el recuerdo imborrable y triste de aquellos amigos comunes tan queridos y que nos fueron dejando por el camino tras su desaparición física, que no emocional: Luis Álvarez Lencero, Asunción Delgado, Pedro de Lorenzo, José Miguel y Lola Santiago, Jaime de Jaraíz, los dos Diego, Barquero y Blázquez, Rafael García-Plata, Emilio Rodríguez Abancéns, Rogelio García Vázquez, Federico Guerrero, Pascasio Peña Abril..., y tantos y tantos otros. Y ahora, tú, también te me vas, Pepe.
Pero también te vas, creo que con la satisfacción de dejarnos una más que amplia y fructífera obra lírica, como pocos, que permanecerá, sin duda, en el futuro para los nuevos amantes de la literatura en general y la poesía en particular. Y estoy convencido que estando en la buena edad en que te encontrabas en el momento de tu partida, aún podías haber aportado otros muchos nuevos poemas de muy alta calidad literaria, variada y amplia, a los que nos tenías acostumbrados; e igualmente quiero recordar que asimismo estabas dotado para recrearnos con una magnífica prosa, porque parecería que para algunos sólo destacabas como poeta; y obviamente no es así; también eras un buen prosista, y si se me apuras, eras un acertado crítico literario, con fino criterio.
Por todo ello, siento que te hayas marchado sin conocer la meta para la que indiscutiblemente estabas abocado, dejando en mí una espinita en el corazón, y tú lo sabes, Pepe, y no es otra que no haberte visto elegido como miembro numerario de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes; cuando tan merecido lo tenías. Recordarás que lo comentamos en más de una ocasión. Pero..., esperemos que algún día lo seas a título póstumo si cambian los Estatutos de dicha Academia.
Sirva, con todo lo dicho, este sincero homenaje en tu y para tu recuerdo, "hermano" del alma... Seguiremos escribiendo...
Alejandro García Galán
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