Tras el gran éxito, a esa tierna edad, del poema “A la pluma”, Carolina Coronado surge como una gran promesa con todos los componentes literarios que la enaltecen.
Su nombre aparece "coronado", valga la expresión, en la tierra extremeña donde nació, sorprende y emociona internamente a sus paisanos. Quizás, Juan Bravo Murillo por una parte y por la otra José de Espronceda, hayan tenido algo que ver, también. Sin embargo el mérito indiscutible hay que atribuírselo totalmente a ella.
Es la época en la que reina el romanticismo, Esta corriente llega tarde a España, a principios del siglo XIX, con respecto a los demás países. Corto pero a la vez profundamente intenso. Podemos señalar que nuestro personaje llegó en el momento justo de saborearlo, antes de que se impusiera el realismo que, a la vez, se estableció ocupando el último tercio de su vida.
Su nombre aparece "coronado", valga la expresión, en la tierra extremeña donde nació, sorprende y emociona internamente a sus paisanos. Quizás, Juan Bravo Murillo por una parte y por la otra José de Espronceda, hayan tenido algo que ver, también. Sin embargo el mérito indiscutible hay que atribuírselo totalmente a ella.
Es la época en la que reina el romanticismo, Esta corriente llega tarde a España, a principios del siglo XIX, con respecto a los demás países. Corto pero a la vez profundamente intenso. Podemos señalar que nuestro personaje llegó en el momento justo de saborearlo, antes de que se impusiera el realismo que, a la vez, se estableció ocupando el último tercio de su vida.
Su inclinación política estuvo siempre cercana al liberalismo. Cuando el famoso "Abrazo de Vergara" le hizo concebir tal, que bordó una bandera isabelina. Siempre actuó firmemente a los dictados del corazón.
Es una insistencia en el transcurso de su vida, que constantemente le golpea, se prolonga en una depresión con pocos ánimos de superación…
Admirable poema dedicado a la tórtola que aparece pocos años después de publicarse "A la pluma". .
A una tórtola.
Tórtola, que misteriosa
querella de amores cantas,
dolorida, azorada, temblorosa, como la lluvia en las plantas conmovida; Que levantas arrullando de tu seno palpitante la alba pluma, como el agua murmurando en las olas, vacilante leve espuma: Tórtola tímida y bella, melancólica vecina de los valles, nunca tu blanda querella, tu cántiga peregrina, muda acalles: Lleva a el aura ese ruido que en las soledades mueven tus acentos: los ecos de tu gemido siempre amorosos se eleven a los vientos. Canta, canta dulcemente con la tierna compañera tus amores: verás tu arrullo inocente dar más vida a la pradera y a las flores. ¿Mas por qué si regalado tu murmullo en mis oídos desfallece, el pecho mío turbado, a tus lánguidos gemidos se estremece? ¿Será que yo también como tú siento esa ternura que tu seno oprime, y el dulce sentimiento que de inefable amor tu acento exprime? Con nuevo fuego el corazón se anima, al escuchar tu canto apasionado; ¿será que también gima en amoroso lazo aprisionado? Es tu tristeza la tristeza mía; con tono igual nuestro cantar alzamos; si nunca en la armonía, tórtola, en el gemir nos igualamos. Pues si en gemir son iguales, nuestras voces uniremos retiradas, como de dos manantiales unirse las aguas vemos separadas. Mis suspiros lastimados, tus arrullos gemidores mezclaremos, tú-sentidos, yo-soñados, entrambas canto de amores murmuremos.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario