domingo, 24 de julio de 2011

La pesadumbre.




 



Pesadumbre (De relatos, poemas y reflexiones, Internet)



Pasan los años y el cuerpo se va haciendo
más lento y más pausado, nuestros huesos
ya no responden de la misma forma,
los movimientos cuestan y el cansancio
no tarda en presentarse cuando toca
hacer algún esfuerzo. Sin embargo,
el corazón experimenta y siente
con toda la pasión que siempre tuvo
y el sentimiento del amor renace
con el gozo sin par de disfrutar
de nuevo de esos ojos tan queridos,
de esa sonrisa amada. La alegría
nos llena el pecho casi con más fuerza
que en nuestra adolescencia, ya lejana.
Es como si el declive de la carne,
los huesos y la sangre nos llegaran
con un proceso inverso en que la fuerza
de la pasión y el sentimiento tierno
compensaran gloriosa y plenamente
la débil condición, la pesadumbre
de la sangre y los huesos. 

Poema de Jaime Sabines


Me doy cuenta de que me faltas
Me doy cuenta de que me faltas
y de que te busco entre las gentes, en el ruido,
pero todo es inútil.
Cuando me quedo solo
me quedo más solo
solo por todas partes y por ti y por mí.
No hago sino esperar.
Esperar todo el día hasta que no llegas.
Hasta que me duermo
y no estás y no has llegado
y me quedo dormido
y terriblemente cansado
preguntando.
Amor, todos los días.
Aquí a mi lado, junto a mí, haces falta.
Puedes empezar a leer esto
y cuando llegues aquí empezar de nuevo.
Cierra estas palabras como un círculo,
como un aro, échalo a rodar, enciéndelo.
Estas cosas giran en torno a mí igual que moscas,
en mi garganta como moscas en un frasco.
Yo estoy arruinado.
Estoy arruinado de mis huesos,
todo es pesadumbre.



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