viernes, 7 de enero de 2022

Bibliografía de José Iglesias Benítez: "El metro" (Poema)

Las estancias.
 

Del poemario: 
"Revelaciones"

Autor: José Iglesias Benítez 
Cáceres, 2007

Ed. Diputación Provincial de Cáceres.
Institución Cultural "El Brocense"
Páginas, 59, 61 y 63).

Una precipitación de furiosos metales
unas enardecidas dentelladas metálicas...
Rafael Morales



El metro (Poema)


Se escapa el tren por túneles de tiempo
a la honda negritud de la memoria.

En su fragor de hierros y cristales
un hombre quebrantado se estremece:
oscura es la raíz del desencanto
vitriolo el aire que la luz enfría
dentro de su vagón, triste mortaja.

Como una fruta herida el hombre mira
-detrito en los raíles, podredumbre-
su corazón mordido por las ratas.
Ayer fue joya viva por su pecho
que ahora es oquedad que el viento cruza.

Miradas y miradas, ojos vacuos,
medallas de silencio lo contemplan:
miran a su través la ventanilla,
denso reflejo de la muerte, azogue,
frontera del dolor, negror purísimo.

¿Qué tendrán esas almas, esos ojos, 
detrás del cristalino, en la conciencia?
¿Acaso vagan, tímidos o torpes,
por el alma sin luz que le adivinan?
¿O acaso, pozos ciegos, escudriñan
en su propio interior, donde es la nada?

El hombre, apenas hombre, piedra sólo,
se pierde en las arterias minerales
de la ciudad nocturna, peligrosa
de lobos, de lobeznos, de colmillos.

Fugaces estaciones se suceden.
Gélidas luces muerden la suavísima
transparencia carnal de la ternura.

El hombre, desolado, se refugia
en la caverna inane de su pecho.

Si pudiera romper estos cristales
que lo aíslan de Dios y de los hombres,
esta pereza frágil  que no obstante
la encarcela en aquella forma antigua
de estar solo, de ser solo, de sólo.
contemplarse en el mundo de su esfera...

Si pudiera acercarse a esa muchacha
que lo observa con aire desvalido
clamando, ángel sediento, campo libre
para pastar amor con desmesura...

Si pudiera decirle que se muere
por llevarle a beber en manantiales
donde la luz estalla en cada entrega...

Si pudiera comerse las cerezas,
la miel de las frambuesas de esos labios,
apurar en el vaso de su boca
el zumo de granadas, la saliva...

Mas la noche es un tren intransitable
que descarga ilusión en los andenes
y disuelve la luz de su esperanza
en la luz de unos ojos de gacela
que dejan desvalidos su sed última
como un girón de olvido en la memoria
de una estación sonámbula y de paso.

...Y la sombra se traga ya el silbido
que arrastra su mirada hacía el infierno.

El hombre emprende la subida lenta
que va de su interior a un mundo extraño.


(BE-2246)



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