Antinoo, (Antinous), nació en Betinio-Claaudiôpolis en la región de Betinia, cercana a mar Negro, el 27 de noviembre de 111 (otros el 110 a 115), Muere ahogado en el río Nilo, (quizás por tanto infortunio que le estaba dando la vida), cerca de Besalia, el 30 de octubre de 1130, más o menos como fecha final. La curiosidad, siempre de estos datos de esta época en que se asegura con certeza la fecha, (día y mes) y se ignora la concreción del año de su nacimiento.
Se sospecha que fue amante del emperador romano Adriano. Antinous era un joven de gran belleza y fue el favorito del emperador. Desde el Renacimiento hasta la fecha Antinoo ha sido grandemente simbolizado en el arte, especialmente en la escultura. Su misteriosa e impenetrable figura ha fascinado ha numerosos artistas.
La escritora Margarite Yourcenar escribió, "Las Memorias de Adriano" en las que relata que el emperador, poco antes de morir, el gran dolor que le supuso la trágica muerte de Antinous y el intenso amor que sintió por el.
También otros novelistas se sintieron atraídos por Antinous y dejaron constancia escrita de ello. El cine no ha sido menos y muchos poetas han dejado constancia viva de ello.
Oscar Wilde escribió:
Háblame de aquel verde y oloroso atardecer, cuando tendida junto a la ribera
Escuchaste la risa de Antinoo desde la barca dorada de Adriano
Y cómo lamiste la corriente calmando tu sed y contemplaste con ardor y avidez
El cuerpo de marfil de aquel joven y singular esclavo, con una granada en los labios!
"Antinoo", (Poema de Oscar Hermes Villordo)
Con la resignación de la tristeza,
Antinóo ensaya el gesto, pero mudo,
porque es ardua la luz de la belleza,
y en medio de la luz está desnudo.
En las formas del mármol aun persiste,
melancólicamente verdadero,
en mirar la corriente que no existe,
solo, como aquel príncipe de Homero.
(El poeta lo nombra entre diversos.
Era tímido, no era como Ulises.
Entre la muchedumbre de los versos
está solo. Y es todo lo que dice.)
Así Antinóo. Y en la corona ausente,
en la corona funeral que nunca
le ceñirá con su laurel la frente,
está su juventud que quedó trunca.
Pero en su eternidad de dura piedra
la carcoma del tiempo lo rodea
y le teje la sombra de otra hiedra,
porque el tiempo destruye lo que crea.
Y va a morir. Y sin embargo,
en la muerte que vive está cautiva
su soledad (también el arte es largo),
y el mármol, para él, es carne viva.
Victorioso del tiempo en forma muda,
nos avisa en el gesto del amante,
cuando cada muchacho se desnuda,
que nuestra eternidad es un instante.
Y solo, y extranjero, con el no
del suicida, se yergue en cuerpo fuerte.
Y él es todos los cuerpos. ¡Antinóo,
tanta carne salvada de la muerte!
Oscar Hermes Villordo nace en Machagai, Argentina en 1928 y fallece de sida en Buenos Aires, 1994.
Fue escritor, reconocido por su labor poética, novelista, cuentista y periodista. Recibió varios premiso literarios como el Premio Municipal de Literatura, la Pluma de Plata del Pen Club Internacional, Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Autores...
Entre sus obras podemos citar, "Consultorio sentimental", "La brasa en la mano", "Genio y Figura", "La otra mejilla", "El ahijado", "El Grupo Sur...", "Manucho", "Nicolás Guillén,,,", "Memoria del olvido", "El bazar", "Teníamos calle", "Poemas de la luz", "Nació en Machagay (Chuco)"...
AQUI, DONDE EL AMOR
Aquí, donde el amor es el comienzo
de la tristeza, donde inúltilmente
esperamos....Aquí donde se siente
a Dios inmenso, inmenso...
Aquí en la tierra de las criaturas,
donde todo el dolor del universo
cabe en un verso, un solo verso,
frágil en las palabras inseguras.
Aquí, donde un día tuvimos
la inocencia primera
de la imagen que fuimos.
Aquí, donde el amor espera, espera, espera...
Donde apenas entiendo,
vine a vivir, estoy viviendo.
Oscar Hermes Villordo.
Aquí, donde el amor es el comienzo
de la tristeza, donde inúltilmente
esperamos....Aquí donde se siente
a Dios inmenso, inmenso...
Aquí en la tierra de las criaturas,
donde todo el dolor del universo
cabe en un verso, un solo verso,
frágil en las palabras inseguras.
Aquí, donde un día tuvimos
la inocencia primera
de la imagen que fuimos.
Aquí, donde el amor espera, espera, espera...
Donde apenas entiendo,
vine a vivir, estoy viviendo.
Oscar Hermes Villordo.
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