miércoles, 11 de agosto de 2021

Bibliografía de José Iglesias Benítez: "José Iglesias, a propósito de su libro 'Ritual de la inocencia" (III) - Artículo)

  Del libro:
"Las palabras que respiro"
de Federico Guerrero
Madrid, 2006
Ed. Beturia
Páginas,  216, 217, 218 y 19.


 Autor:
Federico Guerrero


José Iglesias, a propósito de su libro 'Ritual de la inocencia (Parte III)

(...viene de la parte II)

Se mueve la inspiración de José Iglesias Benítez por los terrenos de un lirismo romántico y realista, cercano a veces a la hiperrealidad, logrando de esa fusión cromática una exquisita paridad. Muestra así la poesía que muchas cosas ya tienen, o convierte en ella una parte indómita del lenguaje, o un sector injusto del universo, que es todo precisamente menos poético. Así "rebautiza" la belleza, para que la veamos con otra mirada, o, tacta con guante de seda la naturaleza selvática de las cosas, evidenciando, por contraposición, la hermosura o la amargura que muchas veces destilan; así se aniña buceando en esa infancia suya, y que nos muestra sabiendo que es también la nuestra, o pone melancólico realismo donde trágicamente sólo había desesperación. Hay tantas señales de naturaleza, de alma, de tierra, de amor a su obra poética y de comunicación, y son tantos los aciertos, que entre lo que la ficción fabula y lo que el destino se encarga luego de disponer, planea permanentemente sobre sus páginas la vieja sensación de que la vida es la que parece imitar a la literatura y no viceversa.
 
Pero retrocedamos un poco para recuperar una premisa indispensable: su extremeñismo. Este rasgo característico de nobleza, de raigambre, le surge a primera vista, sin provocarlo, como un acto reflejo de su ser, totalmente ajeno a su control. Nos encontramos con un poeta, con un hombre que ama a su tierra, diría yo, con un amor no solamente comparable al de una madre, sino idéntico, ya que para él las dos lo son. Tan así lo percibo que no creo que supiera ser o escribir disimulándolo. Tenemos pues esa condicionante primera que hace que su poesía, y su prosa, que como ya queda dicho, también música y poesía es, vayan naciendo irredentas de esas amorosas ataduras.

Adentrarnos en la poesía de Pepe Iglesias es escapar de lo que nos lastra y perdernos. Y ese perdernos es encontrarnos con la raigambre sincera de sus ansias más hondas, emborracharnos en paralelo con sus ilusiones recrearnos en esa su honradez extremeña, que no cesa. Porque en definitiva la poesía de José Iglesias Benítez no sólo nos enseña a soñar, sino a habitarnos. Y dijo el poeta Pedro Casariego Córdoba: "Desamueblé mi cabeza para habitarme de ti".

Adentrarnos en la poesía de Pepe Iglesias es, en todo caso, embarcarse en una singladura sin artificio, sin premuras, natural, ancestral. Vivir como propios unos tiempos y unos espacios que aparecen tan definidos, tan bajo su control, que hasta los momentos más contundentes o más álgidos, parecen discurrir más sosegados, atemperados; acompasados en todo a las cadencias de sus puntos y sus comas: como si él mismo los recitara. Vamos secuenciando, cuadro a cuadro, unas porciones de vida que son las nuestras. Asume, tal vez inconscientemente, una labor de recogedor de sonidos, de murmullos que, convenientemente modulados, nos devuelve. Narrador de historias, retratista de amigos, repartidor de paisajes, rememorador de costumbres... Es su poesía la expresión lírica de su silencioso vivir.

Nunca me han parecido los poetas unos simples malabaristas del lenguaje. Ser poeta es mucho más. Infinitamente más que medir sílabas o rimar terminaciones. Ser poeta es todo eso que va quedando dentro cuando la palabra, la pobre palabra, no es cauce suficiente. Vuelvo a citar a Pero Casariego Córdoba, un joven y casi desconocido poeta que desapareció trágicamente, decía: "Son precisamente nuestras propias palabras las que no nos dejan hablar". Ser poeta es una forma de ser antes que una forma de escribir. Y digo esto como sumando al extraordinario y depurado escritor que José Iglesias es. Más que en la escritura el poeta lo es en esos espacios que intervalan sus obras; en ese estar permanentemente abierto y receptivo al dolor y al placer; en esa vigilia avizora, sólo a veces encontradora, pero escarbadora sin tregua. Así veo yo a Pepe Iglesias: Plural, sincero, sabio, amigo, maestro...poeta, resumiendo: un extremeño de profesión.

(sigue... en parte IV)


(BE-2085c)




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