In Memoriam: José Iglesias Benítez:
Por: Alfonso Caballero Trenado
Tras un periplo ausente tratando de huir silenciosamente de este virus, nos llegó la triste noticia por una llamada de un amigo común, Juan José Arias Moreno, de la gravedad de Pepe Iglesias. No esperábamos este desenlace tan cruel. Aún flota en el ambiente cultural una noticia difícil de digerir...
Este poeta afincado en la diáspora, salió de nuestra tierra extremeña, como muchos de nosotros y en el Hogar Extremeño de Madrid siguió creciendo como poeta y compartió amistad con muchos extremeños que allí, en el Centro, recalaban procedentes de muchos pueblos de la tierra parda.
Y como no, en su vida estuvo presente toda una serie de personas nacidas y relacionadas, también, con el pueblo de Siruela, hasta el punto que compartió mesa y mantel con muchos de ellos e incluso asistimos a la boda de su único hijo, en Jarandilla, José María, al que vimos nacer y crecer en el grupo de amigos relacionados con La Asociación Cultural Beturia. También estuvo presente en otros eventos de los hijos de estos amigos siroleños, en comuniones y desposorios, tanto en Madrid y en Siruela y recitar algunos de sus poemas engrandeciendo esos actos íntimos y familiares de sus amigos, en el mismo convite.
También deleitó con su poesía a los paisanos de Siruela en algún recital que expresamente vino a realizar gratuitamente y sin compromiso, simplemente con esa amistad profunda que mantenía con algunos de estos emigrantes del pueblo de Siruela en Madrid. Era suficiente para desplazarse un puñado de kilómetros desde la capital para dar satisfacción a esos amigos.
Lamentablemente ha ocurrido lo peor. Ya no tenemos palabras, ni encontramos sentido a este desagradable y cruel desenlace. Pepe fue como un amigo y un hermano. Todos lo sentimos mucho. Maltrechos y doloridos y huérfanos quedaron María Ángeles, su señora, y su hijo José María. Pepe se nos fue cuando más feliz era siendo abuelo.
Ese dolor tan inesperado que nos hizo embotar nuestros sentidos. No hay palabras para nombrar esta gran pérdida. Descansa en Paz
José Iglesias Benítez:
(Poeta, escritor, editor, bibliófilo y divulgador cultural extremeño)
Nació en Villalba de los Barros, 1955 y falleció en Madrid, el 14 de octubre de 2020.
Licenciado en Geografía e Historia (Sección de Arte), por la Universidad Complutense de Madrid. Ejerció como profesor de Enseñanza General Básica en Madrid.
Fue socio fundador de la Asociación Cultural Beturia, de la que posteriormente ejercería como presidente. También fue socio fundador de la Asociación de Bibliófilos Extremeños (Ubex), así como socio y presidente del Hogar Extremeño de Madrid. Socio del Centro Cultural Extremeño de Aluche....
Pepe Iglesias, así era conocido por sus amigos, fue un poeta abierto a ese amplio abanico de amigos que eran muchos. Entrañable con todos, siempre extendida su mano. Pepe murió a consecuencia del Covid-19.
Algunos poemarios suyos:
Cuando el amor me llama,
En esta lenta soledad del día,
Antología breve para una historia íntima,
Clamor de la memoria,
Retablo de amor profano y otros sonetos,
Ritual de la inocencia,
Revelaciones,
La voz y el tiempo (Antología Poética 1983-2013),
La luz en el espejo...
No podemos por menos de dejaros uno de sus más bellos poemas. Versos que nos emociona a todos los extremeños y al que una amiga común, mallorquina ella, Antonia Pons Coch, le puso su preciosa voz en un video.
"Ausencia" (Poema)
Esta pena que guardo en el costado,
que me siembra en el alma la amargura,
es el viejo dolor de un desterrado
que llora sin cesar su desventura.
Duele tanto la ausencia de mi tierra,
de sus plazas, de sus calles, sus trigales…
Hoy el viento me trajo de la sierra aromas
tan del sur, primaverales.
Y recordé los campos del secano
llovidos por la luz, resplandecientes.
Y el fuego desangrado del verano.
Y el olor candeal del pan caliente.
Y recordé los montes, a lo lejos,
sus graves y azuladas serranías.
Y recordé la plaza de los viejos
desgranando en el sol melancolías.
Vi el castillo y la torre y las cigüeñas.
Y el lento caminar de un jornalero
que vuelve del trabajo.
Y las pequeñas golondrinas azules del alero.
Y los niños corriendo de la escuela.
Y madre restregando en la cocina.
Y una vieja que llora y se consuela
en la voz fraternal de la vecina.
Y aquel burro tirando del arado
sobre la mano abierta de la tierra.
Y un galgo que dormita recostado
al frescor de un zaguán que nadie cierra.
Y recordé la mano del amigo tendida
y generosa en el abrazo.
Y la voz temblorosa de un mendigo
que guarda la limosna en el regazo.
Y recordé las noches invernales
al calor de la lumbre o el brasero.
Y los cálidos besos maternales
que ahuyentaban los monstruos del perchero.
Y recordé los prados. Y las fuentes.
Y el tibio despertar de la mañana.
Y le hablé de mi tierra y de mis gentes
al viento que hoy pasó por mi ventana.
Le dije de la pena en mi costado
que me siembra en el alma la amargura,
que es el viejo dolor de un desterrado
que siente que le falta Extremadura.
José Iglesias Benítez.
Siruela, agosto de 2021
Ed. Asociación Cultural Virgen de Belén.
Revista "De Siruela" nº 11.
Páginas, 24, 26 y 27.
Fotografía en blanco y negro.
(BE-2090)
No hay comentarios:
Publicar un comentario