Autor:
Antonio Machado
La poesía de Antonio Machado es clara, personal y de una recia simplicidad exenta de ornamentos. Intimista a veces, descriptivos otras, mantiene una dignidad de tradición de una lírica popular española.
Barcelona, 1983, 2ª ed. (1ª en 1981)
Ed. La Gaya Ciencia
130 páginas + 3 hojas
Ilustraciones en blanco y negro: Julián Grau Santos.
Colección: Moby Dick. Biblioteca de bolsillo Junior", nº 108.
Rústica.
11x18 cms.
El autor:
Antonio Machado Ruiz nació en Sevilla; el 26 de julio de 1875 y falleció en Colliure, Francia; el 22 de febrero de 1939.
Fue un poeta español, el más joven representante de la generación del 98. Su obra inicial, de corte modernista (como la de su hermano Manuel), evolucionó hacia un intimismo simbolista con rasgos románticos, que maduró en una poesía de compromiso humano, de una parte, y de contemplación casi taoísta de la existencia, por otra; una síntesis que en la voz de Machado se hace eco de la sabiduría popular más ancestral.
Dicho en palabras de Gerardo Diego, «hablaba en verso y vivía en poesía». Fue uno de los alumnos distinguidos de la Institución Libre de Enseñanza (ILE), con cuyos idearios estuvo siempre comprometido. Murió en el exilio en la agonía de la Segunda República Española.
Ejemplar adquirido en "Remar", establecimiento de objetos de segunda mano, en calle Luis Sauquillo, Fuenlabrada, en octubre de 2021.
Sin índice bibliog.
40c.
(BG-6268)
Otro viaje (Poema)
Ya en los campos de Jaén
amanece. Corre el tren
por los brillantes rieles,
devorando matorrales,
alcaceles,
terraplenes, pedregales,
olivares, caseríos,
praderas y cardizales,
montes y valles sombríos.
Tras la turbia ventanilla,
pasa la devanadera
del campo de primavera.
La luz en el techo brilla
de mi vagón de tercera.
Entre nubarrones blancos,
oro y grana,
la niebla de la mañana
huyendo por los barrancos.
¡Este insomne sueño mío!
¡Este frío
de un amanecer en vela!...
Resonante,
jadeante,
marcha el tren. El campo vuela.
Enfrente de mí, un señor
sobre su manta dormido;
un fraile y un cazador
—el perro a sus pies tendido—.
Yo contemplo mi equipaje,
mi viejo saco de cuero;
y recuerdo otro viaje
hacia las tierras del Duero.
Otro viaje de ayer
por la tierra castellana,
¡pinos del amanecer
entre Almazán y Quintana!
¡Y alegría
de un viajar en compañía!
¡Y la unión
que ha roto la muerte un día!
¡Mano fría
que aprietas mi corazón!
Tren: camina, silba, humea,
acarrea
tu ejército de vagones,
ajetrea
maletas y corazones.
Soledad,
sequedad.
Tan pobre me estoy quedando,
que ya ni siquiera estoy
conmigo, ni sé si voy
conmigo a solas viajando.
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