Las Cuatro Estaciones:
(Otoño VI)
Para esa mujer hacendosa de su casa
de fluidez en el hablar
y genio en el expresar.
(A Mamen)
¿Di qué te pasa mujer?
¿Di que te pasa mujer?
¿Qué daño he cometido
para que olvides mi querer?
¿Cuándo a un árbol
caído le das palos sin motivos
y sin saber porqué
le haces de padecer?
¡Mujer! Que la gloria te mereces,
pero no martirices al herido,
que te ofreció mucho cariño
y la mano siempre extendida,
sin pedir nada a cambio!
Solo un poco de compresión,
de este pobre desvalido
que siempre estuvo a tu lado,
en lo bueno y en lo malo
y como tu hiciste a la vez.
Eres dulce cuando te ablandas
y que tu misma te torturas,
sin motivos ni razón alguna.
Detén esos impulsos
y te hará mujer más querida
por esa dulzura que tú sabes tener.
Deja echar a correr tus impulsos
con delicadeza y con sentimientos
que tú sabes con agrado tener.
Ese cariño tan profundo que tienes,
no los eches al viento a volar.
Ese amor de mujer que tuviste,
que siempre fue correspondido,
no lo intentes de maltratar.
con vanos quereres ilusos,
equivocados sin tu saber a cual.
Esperando siempre estaré
a tu lado permanentemente
hasta que el tiempo lo detenga.
Y aunque tu pienses lo contrario,
nunca será tarde si tu lo quieres.
El Manantial, 27 de septiembre de 2021.
Romero Salgado Pacha
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