"Camino de luz, sobra y silencio"
Autor: Plácido Ramírez Carrillo
Madrid, 1994
Ed. Beturia
Páginas: 9 y 10.
(segunda parte)
Las estancias en los hospitales -con la abnegación de unos y la resignación de otros- le darán honda huella en la carne y en el alma. Su poesía se vuelve más íntima. Sigue fiel a sus planteamientos más primigenios, pero ahora aflora, como en sordina, una voz más callada, menos gesticulante y, si se me permite, más auténtica.
Y es ahora cuando llega la publicación de Camino de luz, sombra y silencio. Este poemario, pensamos, es un eslabón muy firme en la evolución de Plácido Ramírez Carrillo. Rompe con el mucha de las ligaduras que apresaban su verbo anterior. Y esto sin apartarse de sus principios.
Recoge este libro una buena colección de poemas en prosa. Poemas de una sencillez que los sublima, de una intimidad que los ennoblece y de una sinceridad tan honda que los agiganta. Libre, en ellos, de las ataduras de la rima o de la medida, acogiéndose sólo al ritmo suave de la prosa, estos poemas nos transportan el alma a otro tiempo o nos la acunan en sentimientos inefables.
Maneja, Plácido, en su prosa buena cantidad de recursos que la enriquecen. Anáforas, símiles, metáforas insospechadas aposiciones que quiebran el ritmo o le aportan cadencias suaves, hacen que estos poemas calen en la emoción del lector.
"La lluvia, en ocasiones, desparrama ternuras, une voluntades, hacen florecer esperanzas y salpica tristezas (···)". Así comienza una de estas prosas poéticas con las que nos regala el autor.
La yuxtaposición consigue un efecto monótono como el lento caer de la lluvia. Aunque no puede por menos que recordarnos páginas inolvidables del ínclito CJC, a veces las influencias pueden ser gloriosas.
Pero no son solo las prosas poéticas las que nos muestra este nuevo Plácido, más maduro. Los versos han ido desechando rémoras, y mucho más libres nos muestran una voz que se nos antoja más auténtica. Los viejos temas aparecen siempre -ya hemos dicho que la fidelidad de este poeta consigo mismo es inquebrantable-, pero ahora libre de ataduras, la palabra expresa los sentimientos con voz dura o trémula, hiriente o dolida, vibrante o emocionada.
"Somos los del verso pobre / amigo del arado y del barro. / Sonetos de luna y frente, / a los que a veces, de manera llana / nos secan la saliva"
La poesía endurece su perfil y proclama su derecho a la denuncia:
"Somos los pobres de sudor / en manos y en axilas, / los de la blasfemia escondida, / los que apuramos los suspiros / hasta quedarnos mudos".
Pero ya no es única esta temática. El amor aparece pujante, como complemento justo del desgarro de su voz: "Déjame el crespúsculo azul / de aquella flor secreta". Pide el poeta a su amada. "Siente mi soledad oceánica cual Desdémona dormida".
Y junto al amor emocionado a la compañera, el otro, más rondo, más opaco, el amor telúrico a Extremadura: "Dadme la luz de mi tierra. / Dame los amores rotos, / de su amanecer romántico, / las lágrimas blancas / de su atardecer / de su atardecer sin sueño. / Devolvedme los claveles / de dolor y de cansancio. / Su mirada de siglos de caminos / embriagada de esperanza ". / O la ternura de una nana: "¡Ay, niña, ea, ea! / Tu nunca llores. / que tu sonrisa, niña / siempre sean flores".
Camino de luz, sombra y silencio es, en suma, el encuentro con un poeta que ha buscado durante años su propia voz y que parece haberla encontrado, sin renunciar a ninguna de sus ideas primitivas. Plácido Ramírez Carrillo, sienta con este libro una base sólida para el edificio poético que seguirá levantando en el futuro.
José Iglesias Benítez
(BE-2149b)
transportan el alma
No hay comentarios:
Publicar un comentario