Junto al mar
Cuando me siento
junto a la mar
y miro las olas
que vienen y van.
Y desaparecen
en cautivas oleadas
que se acercan,
y se van alejando
pero no regresan más.
Pienso que me traen
a mi querido amor,
a mi añorada amada
que este su siervo
siempre la espera.
Y la sigue esperando
allá donde quiera que va,
por si una de esas olas
le trae a su querido amor
en forma de una sirena
u otras formas,
que eso le daría igual…
Y su memoria
se vuelve mar
de tanta agua
cómo está viendo.
Y ve que se pierde
en el horizonte,
ese que es horizontal
donde no hay curvas
ni dientes de sierra.
Esa sierra que hay
cuando las montañas
quieren alzarse al cielo
y por eso quieren volar.
Pero otras se quedan
como la propia visión
donde aparecen
y desaparecen esas olas.
Y donde más allá,
a veces, el agua se ondula
y otras se encrespan
con fuertes oleajes.
Unas cayendo en picado
dentro en los acantilados
y en las playas
encabritadas y locas.
Montt, 11 de octubre, 2024
Romero Salgado Pacha
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