(Primavera XIX)
La trilla (Poema)
Como pica el polvillo
de las mieses en la trilla
se expande por todo el cuerpo
confundido con el sudor.
Ese sudor que se adhiere
pegajosamente a la piel,
subidos en ese trillo
que a los niños seduce.
Arrastrado por un burro,
un mulo o una yegua
el zagal pendiente
de que el trillo de vueltas.
Círculo vicioso que marea
y otras el burro no se acuerda
se sale de la parva
y quiere darse por ahí una vuelta.
A veces el burro se cansa
agacha la cabeza
y va a paso lento, tan lento
que el látigo entra en vereda.
Ese botijo que aguanta
silencioso entre las encinas
esperando en la sombra
para refrescar al labrador.
Ese deseo que te empuja
cuando la garganta se seca.
el agua fresquita se sale
de del ansia que la empujas.
Y el frescor corre por las venas
de la corriente por dentro
y del agua por fuera
pero el burro parece mirar
con esa larga pena.
El agua te rocía la frente
los labios, el cuello y la cara,
y antes de llegar al suelo,
en el cuerpo se seca de repente.
Arroyo Horcajuelo/ermita, 15, junio, 2022
Romero Salgado Pacha
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