Del poemario:
Madrid, 1988.
Ed. Beturia.
Páginas, 55 y 56.
Autor:
José Iglesias Benítez.
Unos versos de amor... (I)
Sobre la oscura pulpa del silencio
la noche se agiganta como una fruta abierta.
El hombre empequeñece.
Su estatura humildísima se dobla
buscando un asidero.
Una mujer le ofrece su mano y la esperanza.
Juntos verán agonizar la pena.
El vientre desolado de la noche
recibirá caricias, anulado el oprobio.
Desnudos ya, y despiertos contra el mundo
descubrirán la fuerza, el vigor imponente
de los cuerpos fundidos, la tremenda victoria.
Sabrán que aunque la vida brutalmente se astille,
ellos habrán ganado cristales de futuro.
Que aunque la lluvia invada el alma y sus rincones
ellos habrán sembrado el aire de cadencias.
Habitarán perpetuamente el alba.
Hijos del sol serán: la luz, su trono.
Herederos por siempre del sabroso prodigio
que congrega los labios en besos y susurros.
Y en mágico concilio, los cuerpos victoriosos
irán abandonando su soledad antigua.
El hombre irá perdiendo su miedo, su tristeza,
la terrible agonía que le dejó el crepúsculo.
Abrazará otro cuerpo, ya triunfante.
Descargará en palabras la fuerza de sus oras,
su verdad interior, su desamparo.
Y la mujer recibirá en su vientre
Una explosión de amor contra la historia.
Habrán vencido juntos los lagares del odio.
Y será en el recuerdo una lejana sombra
la sombra de la muerte.
(BE-1826)
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