Poema dedicado para:
Antonio Pedrero Rubio
y Coly.
De: "En esta lenta soledad del día"
Madrid, 1988.
Ed. Beturia.
Página, 31.
Autor:
José Iglesias Benítez.
El poeta.
Aquel hombre que hoy se hizo campana
para gritarle al mundo su alegría,
hoy devuelve su voz en agonía.
Ha matado su grito esta mañana.
Ayer fue roca. Furia tramontana
desordenando antigua hipocresía.
Hoy ha muerto su voz. Su valentía
agonizó también, inerte y vana.
Era la voz del sol, porque llevaba
su corazón ardiendo de profeta.
En sus ojos la luz era un alarde.
Hoy sintió que la voz agonizaba.
No ha querido abrasarse de poeta
y ahora está podrido de cobarde.
(BE-1758)
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