Dame tú mano
Dame tu mano
para que yo la apriete
con la mía.
La acaricie subiendo
por tu brazo recorriendo
tu delicada piel.
Para percibir ese calor
que un día sentí
clavarse en mi costado.
No lo dudes,
solo pensando en ti,
nada más en ti.
Sí, eres mi vida,
eres mi otra alma
que la mía roba
cada mañana.
y de esa rabia contenida
que me araña las entrañas
he aprovechado
por ver si el dolor
se me olvidaba.
Montearagón, 22, mayo, 2024
Romero Salgado Pacha
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