El caballero declara el amor a la dama cautiva (II)
(Romance)
El caballero de la Mesa Dorada
lleva a su adorable dama
a uno de los mejores aposentos
y allí queda debidamente instalada.
El caballero está eclipsado
teniendo en su palacio esta princesa
que enamorado de ella estaba.
con un bienestar dulce
y ensoñación dulce en su espíritu
en todo su cuerpo y el alma.
El caballero quiere ver y hablar
a su dama para expresarle ese fervor.
Cortésmente pide audiencia
y en un suplicado le pide le escuche
con sentido y favor que le hace
a la dama este servil le ha emocionado.
-Quiero expresar a vos, mi señora,
de alta estirpe, de estima y alcurnia
que tenga a bien escucharme
de este rendido caballero su amor.
O señora mía estás llenando mi corazón
de unos sentimientos de gloria,
es una felicidad que tengo
que no sabía que existiera.
Yo te quiero mi dama querida
mi sol, mi reina salvada del cautiverio.
Tú serás la dama de mi corazón
mientras dure mi reino.
¡Qué poder no guardas dentro de ti
para hacer tan feliz a este valiente guerrero,
que de día lucha por tu honor
y de noche reza por tenerte en mis sueños.
Yo seré tu ruiseñor, amada mía
que te cantaré al ser de día y al atardecer
para que tengas alegría y duermas bien
por las noches y todos los días.
Yo seré siempre tu guardián
el caballero de la Mesa Cuadrada,
fiel escudero de esta preciosa dama
que por su vida la mí si yo entrego.
En tu honor, princesa mía, yo, mi sangre,
si fuera preciso yo entrego
y he de ir al castillo de ese rey moro
y ha degüello arrasarlo todo.
Y te traeré como ofrenda mía,
su cabeza en bandeja de plata
por su deslealtad contigo
y por tenerte en mazmorra encerrada.
Por deslealtad a tu persona
por deslealtad a los cristianos
ha de morir ese rey moro
ha de perecer, ¡vaya por ti, mi reina!
Y cuando ese rey moro vuelva
o intente raptarte otra vez
yo acudiré a tu rescate
Montado en mi caballo veloz.
Y como una centella
blandiré mi espada en tu honor
y clamaré para que caigan
rayos y truenos.
Destruyere ese baluarte
para que nunca jamás
te llevara ese rey moro
mi dulce dama del cautiverio.
Yo siempre lograré salvarte
cruzaré tierras y mares
pondré tierra de por medio
y siempre podré salvarte.
Día llegará, mi señora dama.
mi tesoro de la Mesa Cuadrada
mi vida, mi amor, mi amada
que traspasaré las fronteras.
Y salvaré tu honor de mujer ultrajada,
y el de mi honor de guerrero
de la estirpe de los caballeros
que protegen la alcurnia
y abolengo de esta raza de guerreros
los de la Mesa Cuadrada
donde nace el sol por el horizonte
y esclarece su fulgor con la alborada.
Montearagón, 23 de enero de 2022
Romero Salgado Pacha.
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